lunes, 7 de noviembre de 2016

Una vez salvo, siempre salvo

"¿Una  vez  salvo,  siempre  salvo?"


Cuando alguien llega a conocer a Cristo como su Salvador, es introducido en una relación con Dios que garantiza una salvación eternamente segura. Numerosos pasajes de la Escritura declara este hecho.  Romanos 8:30 declara, “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. Este versículo nos dice que desde el momento que Dios nos escogió, es como si fuéramos glorificados, porque Dios ya lo tiene propuesto en el cielo. No hay nada que impida al creyente ser glorificado un día, porque Dios ya lo ha propuesto en el cielo. Una vez que una persona es justificada, su salvación está garantizada – está tan seguro como si ya estuviera glorificado en el cielo. Dios no rechaza a nadie, todo el que viene a Él fue enviado por el Padre; Juan 6:37 “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y al que a mí viene, no lo echo fuera.”                                                                                                                                             En Romanos 8:33-34, Pablo hace dos preguntas cruciales, “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”.                                          ¿Quién va a presentar cargos contra los elegidos de Dios? Nadie, porque Cristo es nuestro abogado. ¿Quién va a condenarnos? Nadie, porque Cristo, Aquel que murió por nosotros, es el que condena. Tenemos como nuestro Salvador al abogado 1 Juan 2:1 “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el Justo.” Y al juez… Juan 12:44 “[Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres] Jesús clamó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;”                                                                          Los creyentes son nacidos de nuevo (regenerados) cuando creen (Juan 3:3; Tito 3:5). Porque un cristiano tendría que ser un empedernido para que pierda su salvación. La Biblia no da evidencia de que el nuevo nacimiento pueda ser quitado.                             El Espíritu Santo mora en todos los creyentes (Juan 14:17; Romanos 8:9) y bautiza a los creyentes en el cuerpo de Cristo (1ª Corintios 12:13). Para que un creyente se vuelva no salvo, el Espíritu Santo “no tendría que estar morando” en él, y tendría que estar desligado del Cuerpo de Cristo; Lo que nos dice que nunca recibió a Cristo en su Corazón y tampoco hubo un ¡Nuevo Nacimiento!                                                                                         Juan 3:15, declara: “para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Si usted cree en Cristo hoy y tiene vida eterna, pero la pierde mañana, entonces nunca fue “eterna”. Por lo tanto, si pierde su salvación, las promesas de la vida eterna de la Biblia serían un error. El  Punto más decisivo, se encuentra en la Escritura misma Romanos 8:38-39 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir,ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.”  Recuerde que el mismo Dios que le salvó, es el mismo Dios que lo va a guardar. Una vez que somos salvos, somos siempre salvos. ¡En definitiva, nuestra salvación es eternamente segura!

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