La Profecía & El
Sufrimiento de Jesucristo
La Biblia nos revela desde el principio las
profecías (Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración
de Dios las cosas distantes o futuras.) y los planes
de Dios para con sus hijos ósea para el mundo que el creo. La más importante de
todas es: “La del Día de la Redención de la humanidad” La cual desde el
principio de la creación la podemos ver, en Génesis 3:15
" Haré que haya enemistad entre ti y la
mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú
herirás su talón.»." Esta
declaración hecha a la “serpiente” acerca de una “simiente” o “descendencia”, es en realidad la primera promesa de Dios
respecto a la liberación del hombre caído del pecado y de la muerte.
CUANDO nació Jesús, un ángel anunció que él
sería el Salvador. Lucas 2:11 "que hoy, en la ciudad de
David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor." El plan de Dios de la salvación para la raza
moribunda requirió el sacrificio de una vida humana perfecta como un sustituto
por la vida perdida del hombre perfecto, Adán. Pero cada miembro de la raza
adámica fue caído e imperfecto de modo que ninguno pudiera ser el Redentor y el
Salvador.
El amor abundante de Dios por la raza humana caída lo impulsó a enviar a
su propio Hijo amado al mundo para que él pudiera ser el Salvador. Juan
3:16 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna." & también las Escrituras revelan esta
verdad en, 1 Juan 4:14 "Y nosotros hemos visto y testificamos que
el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo." A fin
de proporcionar la salvación de la muerte (el pecado), fue necesario que Jesús
se hiciera hombre. Jesús de buena gana entregó su vida para proveer la
salvación para la raza condenada y moribunda. —Juan
6:51"Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este
pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por
la vida del mundo."
La Biblia usa la palabra “rescate” para describir lo que se
llevó a cabo a favor de nosotros por medio de la muerte de Jesús. 1
Timoteo 2:5-6 "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí
mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido
tiempo." La palabra “rescate” según el diccionario de
la Real Academia Española significa "Liberar a alguien del dolor o
de una mala situación". Jesús libre de pecados, se hizo un sustituto en la
muerte por el hombre perfecto Adán,
La muerte de Jesús no fue un
accidente, ni algo que sucedió por algún sistema equivocado judicial o legal,
la muerte de Jesús fue planeado desde la eternidad. Dios lo pensó y puso todo en orden para
implementar su Plan. Uno de los momentos más “Dolorosos” para nuestro Señor
Jesús, lo fue la noche en que iba a ser entregado, Cuando fue a orar al huerto
de Getsemaní junto a tres discípulos y
en donde sabiendo lo que iba a suceder, Oro a su Padre Sintiendo un gran dolor
exclamo: "Mi alma está muy triste hasta la muerte." Toda su vida en la tierra, había andado
en la presencia de Dios, y nunca lo dejaba solo por esto escribió Juan 8:29 "Porque el que me envió
está conmigo, y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él le
agrada.» Pero ahora le parecía que iba estar excluido de la luz de
la presencia sostenedora de Dios. Ahora Debía llevar la culpabilidad de la
humanidad caída. Ósea el pecado, y la iniquidad de todos nosotros. Tan terrible
le parece y tan grande ese momento en que el Padre se Apartaría de Él para que
recibiera la Muerte (El pecado) y su corazón tentado a temer que quedará
privado de su Padre aunque fuese por
unas horas, hacía sentir quebrantada su unidad con el Padre, Juan
10:30 "El Padre y yo somos uno”. Temía que su naturaleza humana no pudiese
soportar el venidero conflicto con las potestades de las tinieblas; Y al acercarse al huerto, los discípulos
notaron el cambio de ánimo en su Maestro. Nunca antes le habían visto tan
triste y callado. Al llegar al huerto, los discípulos buscaron diligentemente
el lugar donde solían ir, para que su Maestro pudiese descansar y orar. Cada
paso le costaba un penoso esfuerzo. Lucas 22:45-46 Cuando se levantó de la
oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y
les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.”.
Si ellos hubiesen estado buscando refugio en
Dios e intercediendo para que los
agentes satánicos no pudiesen prevalecer sobre ellos, habrían estado despierto
y hubieran consolado su Maestro mediante la fe. Pero no habían escuchado la
amonestación repetida: "Velad y orad." y
sabemos como Satanás opera en nosotros, con sueño y desanimo. Jesús Temió que
no pudiesen soportar la prueba que iba a venir en la hora de su entrega y muerte. No los
reprendió, sino dijo: "Velad, y orad, para que no entréis en
tentación." Otra vez, Aun en su gran agonía, procuraba
disculpar su debilidad. "…El espíritu, a la verdad, está
dispuesto; pero la carne es débil." (Mateo
26:41) El frío rocío de la noche cae sobre su cuerpo postrado,
pero él no le presta atención. De sus labios pálidos, brota el amargo clamor: Mateo 26:42
"Por segunda vez se fue, y oró así: «Padre mío, si no es posible evitar
que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad.» Dios Contemplando la agonía su hijo
amado, Todavía no lo había dejado desamparado y le envió un Ángel a consolarle,
Lucas22:43 "Entonces le apareció un ángel del cielo para
fortalecerle”. Pero lo
que en verdad abrumaba y desconsolaba a Jesús no eran los golpes o los
latigazos ni siquiera la crucifixión que había de padecer, Sino que lo más aterrador y por lo cual sudo
gotas de sangre, Lucas 22:44
"Y angustiado, oraba con mayor intensidad, de modo que su sudor era como
grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra." era
pensar en el momento donde se separaría del Padre, y este evento ocurrió
estando crucificado; Mateo 27:46-47 "Desde el mediodía hasta
las tres de la tarde, el cielo se puso oscuro. 46 A esa hora, Jesús gritó con
mucha fuerza: « ¡Elí, Elí!, ¿lemá sabactani?» Eso quiere decir: «¡Dios mío,
Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?» La Palabra de Dios nos asegura que no
existe ninguna cosa creada, ni en el mundo físico ni en el mundo espiritual,
que pueda separarnos del amor de Dios, como nos dice Pablo en Romanos
8:39 "ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro". Nuestro
Dios es fiel, y Él ha prometido que
nunca nos dejará ni nos desamparará. No se trataba solo de una sensación de
abandono, como la que experimentamos los
creyentes cuando estamos atravesando por una fuerte prueba o aflicción y no sentimos la presencia de Dios en nuestras vidas. Pero
en el caso de Cristo cuando estaba en la cruz, el abandono no fue solo una sensación. Su abandono fue "Real". Y
en ese momento Cristo estaba cargando todo el pecado de Su pueblo. En una
dimensión que nosotros no podemos entender ni ver, Cristo fue hecho pecado,
para que nosotros pudiésemos ser justificados. Romanos
4:25 "el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para
nuestra justificación." Cuando
fue hecho pecado por amor a Su pueblo, el Dios perfectamente santo y
justo no pudo tener con Él la comunión deleitosa que siempre había tenido desde
toda la eternidad. Ese clamor de Cristo en
la cruz que se Profetiza 750 años antes de que Jesús naciera, en
Salmos 22:1 " ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado? ¿Por qué
estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?" no
fue una expresión de duda, sino de agonía. Cristo sabía por qué había sido
desamparado; Él sabía de antemano que eso iba a suceder, y aún así, por amor a
nosotros, decidió voluntariamente pasar por ese valle de sombra de muerte. Esto
parece paradójico; si se sentía desamparado ¿por qué clamó Dios? Porque la fe de Cristo como Hombre aún se
mantenía intacta. El mero hecho de citar este Salmo en esa hora de agonía, era
una prueba de eso. El Señor conocía el Salmo 22 de memoria y sabía que concluye
con un canto de victoria, no con un grito de frustración. Ya llevaba casi seis
(6) horas en este suplicio, y él sabía perfectamente que aquello no iba a
terminar hasta que bebiera la última gota de esa copa de la ira divina...Él
sabía que Dios tenía una buena razón para su silencio, y que en el momento
oportuno sería librado, como lo hizo con Su pueblo en tantas ocasiones. Y Su
oración fue respondida. Al tercer día se levantó victorioso de la tumba y hoy
está sentado a la diestra de Dios intercediendo por los Suyos, esperando la
llegada de aquel día en que regresará victorioso a establecer Su reino de paz y
justicia. No tomemos este sacrificio muy ligeramente y démosle la real
importancia que se merece, horrándolo con nuestra vida es lo menos que podemos
hacer…Tu Hermano en Cristo HECTOR PEGUERO.
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