EL OBRERO ES DIGNO DE SU SALARIO
Por
Jack Fleming
Mat
10:9-10 "No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros
cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de
calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento".
Este
es el principio establecido por el Señor para el sustento de los
obreros de la mies. Luego el mismo apóstol Pablo confirma, bajo la
dirección del Espíritu Santo, esta verdad bíblica:
1Ti
5:17 "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos
de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
1Ti
5:18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y:
Digno es el obrero de su salario".
¿Existe
alguna contradicción cuando el Señor Jesucristo dice: "alimento"
y Pablo cita: "salario"? Evidentemente que no, porque ambos
expresan la misma idea, que el que trabaja es digno de su salario, es
decir, de su comida, lo elemental para que viva austeramente
desprovisto de los bienes materiales de este mundo que pueden llegar
a transformarse en una carga, especialmente para los siervos de Dios;
que fue lo mismo que ordenó a los sacerdotes levitas del Antiguo
Testamento Nm.18:24 "Entre los hijos de Israel no poseerán
heredad".
El
salario de los sacerdotes levitas era solamente su comida, los
diezmos que el pueblo de Israel llevaba al Tabernáculo y
posteriormente al Templo de Jerusalén para el sustento de los
sacerdotes que estaban dedicados a esa labor. SIEMPRE el diezmo debía
ser entregado en productos: trigo, vino, aceite, animales, etc.,
únicamente su comida. Todo lo cual era guardado en el "alfolí",
que era una gran pieza que estaba en el templo y que servía de
bodega para almacenar el diezmo, porque era para suplir las
necesidades para el sustento diario de los sacerdotes, jamás para
que éstos obtuvieran bienes terrenales.
Esto
es lo que se aprecia claramente cuando el Señor envía a los setenta
a predicar y les reitera, Lc.10:2, 7-8 "Y les decía: La mies a
la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor
de la mies que envíe obreros a su mies. Y posad en aquella misma
casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de
su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde
entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante".
Entonces
¿Por qué hoy solamente citan que "el obrero es digno de su
salario" y omiten intencionalmente las palabras textuales del
Señor? ¿"Su alimento"? La razón es muy simple, porque
tuercen lo que ha dicho el Señor, que el siervo es digno de su
comida, su alimento, y solamente quieren referirse "al salario",
para poder incluir todas las demás añadiduras que hoy han
introducido como legítimas de los "siervos del Señor",
que en la mayoría de los casos son una burla de lo que realmente ha
dicho el Señor, la comida, las necesidades básicas.
Lo
que estamos siendo testigos en nuestros días, que hacen aquellos que
se autodenominan "siervos del Señor", es un insulto a
nuestra inteligencia y una burla a la Palabra del Señor, quien dijo
categóricamente:"No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en
vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni
de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento".
Porque
todos sabemos perfectamente que los pastores son los que
económicamente mejor viven que toda de su congregación, y esto
haciendo precisamente lo contrario a lo que el Señor ha ordenado.
Desobedeciendo a la Palabra de Dios han acumulado dinero y bienes
personales, con el agravante de no haber trabajado para ello como
Dios ordenó desde el principio de la creación para todos los
hombres: Gen 3:19 "Con el sudor de tu rostro comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues
polvo eres, y al polvo volverás". Lo mismo que ratificó en el
Nuevo Testamento para la iglesia el gran Apóstol Pablo guiado por el
Espíritu Santo cuando ordenó: 2Ts. 3:10 "Porque también
cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no
quiere trabajar, tampoco coma".
La
inmensa mayoría de estos "siervos" han elevado
notablemente su estilo de vida cuando se dedicaron "a la obra
del Señor". Han logrado (contradiciendo lo ordenado por el
Señor precisamente para ellos), han acumulado bienes y dinero que
antes no poseían, tal es así, que esta actitud inconsecuente con la
Palabra de Dios, ha despertado la codicia de muchos otros imitadores
que han visto en esta forma de vida una importante fuente de
ingresos, mayormente por el poder y la facilidad con que se obtiene.
Hoy no se trata de tomar la cruz de Cristo cada día y seguir al
Señor (Lc.9:23), sufrir penalidades, privaciones, persecuciones y
cárceles; sino de cada día centralizar mayor poder y más bienes de
este mundo.
Aunque
el Señor ha ordenado a todos los creyentes, especialmente a los
líderes quienes deberían destacar por sus cualidades y obediencia a
la Palabra de Dios:
Mat
6:19 "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el
orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
Mat
6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan".
Al
decir que sean tenidos por dignos de doble honor, obviamente que se
está refiriendo a los líderes, que además de su labor de ancianos
o pastores, también se dedican a la predicación y enseñanza de la
Palabra de Dios. Para aquellos que cumplen esa doble tarea, pide el
Señor que la iglesia les entregue un doble honor, mayor aprecio, no
un doble sueldo.
No
hemos de perder de vista en el contexto que está dicho, porque Pablo
solamente cita una parte de lo expresado por el Señor Jesucristo,
quién ha dicho:
Mat
10:9-10 "No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros
cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de
calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento".
El
concepto indicado por el Señor Jesucristo, en lo referente al
sustento de los siervos que se dedican a la obra de Dios, es que no
se provean de oro, plata, ni de dos túnicas, ni de ningún bien
material. Porque aquello indispensable para su sustento, como es el
alimento, debe ser provisto por la iglesia si es necesario; pero de
ninguna manera autoriza los excesos que nos tienen acostumbrados los
pastores que actúan sin temor de Dios en nuestros días.
No
está diciendo lo que hoy se enseña y exige en muchos lugares, que
la iglesia debe proveer al pastor lo mejor, la mejor casa, el mejor
automóvil, viajes de "turismo cristiano" para visitar
otros lugares y hasta en el extranjero, donde se hospedan en lujosos
hoteles y viajan en primera clase. Cada día son más los que se han
transformado en empresarios, inversionistas de inmobiliarias y
accionistas de la bolsa mercantil, todo esto con los recursos
obtenidos en su "pastoreo".
Jamás
el Señor ha dicho lo que hoy piden los comerciantes de la fe, que
ellos deben ser sustentados por la iglesia para vivir como reyes,
porque dicen, para eso son hijos de reyes y no deben mostrar pobreza;
el Señor solamente dijo: "el obrero es digno de su alimento"
. Esta conducta se contradice abiertamente con el ejemplo que nos
dejó el Señor Jesucristo, quien siendo efectivamente el Rey de
reyes, escogió el hogar de un modesto carpintero para venir a este
mundo y no el palacio de un rey.
Bajo
una distorsión bíblica sin precedentes, los pastores son los que
mejor estándar de vida han logrado en sus iglesias, y todo esto sin
haber trabajado jamás por su propio sustento como Dios lo ordena
para todo cristiano decente.
Quizás
lo más denigrante es que todo lo que han obtenido, es gracias al
sacrificio y esfuerzo desmedido de hermanos modestos que con muchas
privaciones para sus propias familias, lo han entregado todo con
mucha fe, pero con ingenuidad, para cumplir con las exigencias
insaciables de estos personajes.
Esta
escandalosa situación que hoy vemos en la mayoría de las iglesias,
es condenada enfáticamente en la Palabra de Dios: 2Ts 3:10 "Porque
también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si
alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
Si
los pastores se sometieran a esta ordenanza de Dios, muchos de ellos
no tendrían que gastar de los dineros santos que fueron donados para
la obra de Dios, para hacer dietas especiales en su lucha contra la
obesidad, que en la mayoría se hace evidente.
"Si
alguno no quiere trabajar, tampoco coma". Palabras muy solemnes,
especialmente cuando provienen de un Dios Santo al cual decimos
servir.
Jud
1:4,12 "Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los
que desde antes habían sido destinados para esta condenación,
hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor
Jesucristo. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo
desvergonzadamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin
agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales,
sin fruto, dos veces muertos y desarraigados".
Al
decir: "se apacientan a sí mismos", está indicando que
son pastores. La versión Internacional traduce así: "Estos
individuos son un peligro oculto: sin ningún respeto convierten en
parrandas las fiestas de amor fraternal que ustedes celebran".
Sin
duda alguna que a éstos se refiere también la advertencia que nos
hace la Palabra del Señor en Hch. 20:29 "Porque yo sé que
después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces,
que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán
hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los
discípulos". 2Pe 2:3 "y por avaricia harán mercadería de
vosotros con palabras fingidas".
Por
este motivo Dios les otorga el calificativo de "Traficantes de
almas" Ap. 18:11 "Y los mercaderes de la tierra lloran y
hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus
mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de
perlas,...almas de hombres".
La
Palabra de Dios condena contundentemente a estos que andan
desordenadamente:
2Ts
3:10 "Porque también cuando estábamos con vosotros, os
ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma
2Ts
3:11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan
desordenadamente
1Ts
4:11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros
negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos
mandado".
Con
cuanta autoridad podía decir el gran apóstol Pablo esta exhortación
bajo la dirección del Espíritu Santo, porque él conquistó con la
poderosa Palabra de Dios, el Medio Oriente, Europa, Asia y el Norte
de África, y todo esto sin disponer de los medios modernos y
costosos que hoy usan y abusan aquellos que hoy dicen ser "siervos
de Dios".
Pablo
hizo todo ese tremendo trabajo, dependiendo únicamente del poder de
Dios y no del bolsillo de los hnos. Podía decir y exhortar con mucha
dignidad:
Hch
20:33 "Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
Hch
20:34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a
mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido".
Hch
18:3 "y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y
trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas".
El
apóstol Pablo, que provenía de una familia acomodada, que había
sido fariseo de fariseos como él mismo se definió, sirvió como
militar bajo el poderoso ejército romano, pero cuando aceptó al
Señor Jesucristo como su Salvador y Señor, no consideró una
humillación trabajar con sus manos para su sustento, sino que con
mucho orgullo dice que "estas manos me han servido" y
trabajó en su oficio haciendo tiendas.
Los
judíos hasta el día de hoy mantienen como norma de vida para ellos,
que aunque sean profesionales muy exitosos, deben necesariamente
tener además una profesión manual. Personalmente conozco un judío
que es médico jefe de un hospital, y además es un excelente
carpintero.
Sin
embargo muchos de los que en la iglesia dicen servir al Señor, jamás
han tenido la responsabilidad de trabajar por su propio sustento y el
de sus familias. ¿Cómo van a poder entender y aconsejar a un hno.
cuando atraviesa por un problema laboral, considerando que ellos
mismos nunca han experimentado esa responsabilidad impuesta por Dios
desde el principio de la creación?
Gen
3:19 "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que
vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y
al polvo volverás".
Me
parece algo tan banal, como cuando un sacerdote católico pretende
dar consejos sobre la vida matrimonial. Recuerdo haber escuchado en
América latina a un misionero, exhortar a los jóvenes a no ir a
estudiar a las universidades, debido al pecado generalizado en ese
ambiente, decía que para servir a Dios no necesitaban más que una
enseñanza secundaria.
Lo
que ese señor desconocía, que especialmente en esos países del
tercer mundo, la única forma de salir de la pobreza que ellos
tienen, es a través del esfuerzo de obtener un título aniversario.
¿Qué podría saber él lo difícil que es obtener un trabajo
medianamente remunerado, cuando jamás había tenido que enfrentar la
necesidad de trabajar por su sustento?
Otra
cosa que nunca he podido comprender, es el "turismo cristiano"
que se practica indiscriminadamente ¿Cuál es el objetivo de enviar
misioneros al extranjero, cuando extranjeros tienen que venir a
nuestro país a predicar? ¿No existen hnos. capacitados por el
Espíritu Santo para predicar en cada iglesia que Dios ha formado?
¿Se olvidó Dios de conceder ese don en algunas iglesias?
El
apóstol Pablo aceptó ofrendas solamente de los hnos. cuya
espiritualidad él conocía perfectamente. De la iglesia de los
filipenses, como lo agradece cuando les escribe desde su prisión.
Filp.
4:16 "pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para
mis necesidades".Copiado ilegalmente de EstudiosMaranatha.com
Pero
jamás aceptó ofrendas ni ayudas de iglesias cuya espiritualidad no
eran compatibles con las disposiciones divinas, y menos aún de algún
inconverso, porque tenía muy claro que Dios no es ningún limosnero
y tampoco sus siervos. Esto se ve claramente cuando se encontró
entre los corintios:
2Co
11:9 "Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno
fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que
vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros
gravoso".
2Co
12:14 "He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a
vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a
vosotros".
La
misma conducta y decisión mostró cuando estuvo entre los
tesalonicenses, a los cuales ordenó, primero con su conducta y luego
con su firme exhortación, a que si alguno no quiere trabajar, que
tampoco coma.
¿Por
qué el apóstol Pablo, que predicó en varios continentes, pudo
trabajar por su sustento, y los pastores modernos no lo hacen?
La
gran excusa que presentan es que no podrían dedicarse a la obra del
Señor, si además tuvieran que trabajar por su propio sustento. Pero
la pregunta se mantiene ¿Por qué no? ¿Acaso Pablo, con menos
recursos no pudo hacerlo exitosamente en una extensión geográfica
mucho más grande? ¿O alguien se atreve a poner en duda el éxito de
la obra que realizó Pablo? Personalmente sé que se puede, aunque la
vida no es tan fácil como ellos están acostumbrados.
Un
abismo insondable separa la moral y honorabilidad incorruptible del
apóstol, con la de los mercaderes de la fe de nuestros días;
quienes sin ningún temor de Dios, se atreven a pedir dinero
públicamente por las radioemisoras, canales de TV y hasta por medio
de Internet a todo el mundo, transformando al Señor de la gloria en
un miserable limosnero.
Y
este proceder impropio de un verdadero hijo de Dios, se ve agravado
por el delito de que en muchos casos, todo el dinero recaudado está
en cuentas bancarias a sus nombres personales, y no bajo el nombre de
la iglesia. Hnos. muy acongojados me han contado experiencias
increíbles, como que sus pastores fueron sorprendidos en hechos
inmorales y expulsados de sus iglesias, pero se llevaron con ellos
todo el dinero que pertenecía a la congregación, para luego
instalarse con el mismo "negocio" (iglesia) en otro sitio.
Los
que se han dedicado al negocio del "pastoreo", insisten que
no tendrían tiempo para visitar a los hnos. ni para preparar sus
mensajes. Cuando la realidad es conocida por todos, que visitan
únicamente a sus amigos y a los buenos "diezmadores"; y en
cuanto al tiempo necesario para la predicación, existen algunos de
ellos que practican hasta la inmoralidad de copiarlos textualmente
desde Internet, a pesar de que no trabajan.
Indudablemente,
gracias a Dios que existen algunas excepciones, pero no son más que
eso, excepciones. El Señor aún se ha guardado siervos fieles que no
han doblado sus rodillas ante Baal, ni siguen el camino que por lucro
escogió Balaam (Judas 1:11-12).
La
raíz de todos los males, es como dijo el Señor, el amor al dinero.
Pero todo esto ha sido consecuencia del desvío que la mayoría de
las iglesias han realizado, alejándose cada día más de las
ordenanzas establecidas por Dios en Su Palabra.
Muchos
de estos males aceptados por las iglesias modernas, son el resultado
de no haber obedecido a otros principios básicos que el Señor
ordenó. Un mal arrastra otro mal, es como una bola de nieve que se
precipita por la montaña de la desobediencia.
Si
hubieran obedecido el método establecido por Dios en cuanto a
participar de una sola copa y de un solo pan para la Cena del Señor
como ordena la Biblia, el tamaño de las iglesias locales sería
regulado automáticamente de acuerdo al corazón de Dios, y no al de
los hombres como ocurre hoy en día.
Serían
realmente una manada pequeña, pero donde el Señor estaría en medio
de ellos (Mat 18:20 "Porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos), y cada uno podría
ejercitar sus dones espirituales. Pero han preferido escoger el
camino de los romanistas y establecer grandes "catedrales"
donde la mayoría ni se conocen entre ellos.
Una
iglesia local, de acuerdo al tamaño regulado por Dios a través de
la obediencia con los símbolos de la Cena, sería una iglesia
pequeña, pero donde seguramente el pastor podría trabajar por su
propio sustento como lo hizo el apóstol Pablo, y podría atender ese
rebaño sin grandes dificultades.
Cuando
nació la iglesia el día de Pentecostés, se convirtieron como 3mil
personas, pero obviamente no se congregaron todos en un solo lugar,
sino que serían muchas iglesias locales que existieron en la misma
ciudad y que luego se extendieron por Europa, Asia y África.
La
práctica de congregarse en un solo gran local, no aparece hasta el
siglo IV cuando nace la iglesia católica con Constantino, quién le
regaló varios templos de diferentes divinidades paganas que adoraban
en el imperio, para instituir esa nueva religión del Estado, donde
él era la cabeza y divinidad máxima.
Cuanta
necesidad tenemos de volver a la sencillez del cristianismo bíblico,
sacudirnos del polvo de iniquidad y corrupción que está sofocando a
muchas iglesias; salir del sistema humano que está globalizando
todo, incluyendo el pecado y fermentando las prácticas del mundo
dentro de lo que debería ser la casa de Dios.
Los
cristianos, especialmente los que trabajamos en Su servicio, no vamos
a ser recompensados por el Señor debido a la fastuosidad y grandeza
de la iglesia local donde servimos, sino por nuestra fidelidad y
consagración, por nuestra honradez y consecuencia con el ejemplo
establecido en Su Palabra.
Por
el relato bíblico se aprecia que los más sorprendidos cuando venga
el Señor por Su iglesia, serán los pastores que decían hacer todo
para el Señor. Sin embargo Él les advierte cuando aún tienen
tiempo para arrepentirse:
Mat
7:22 "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mat
7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad".
Que
el Señor nos haga más conscientes que estamos para servir en los
negocios que pertenecen al Dios Santo de la gloria, y que no son
nuestros. Basta de seguir transformando la casa de Dios en cueva de
ladrones, porque cuando el Señor regrese, hará lo mismo que hizo
cuando estuvo acá la primera vez, castigará duramente a quienes
hicieron lucro con las cosas santas. Amén.
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