martes, 16 de septiembre de 2014

¿Por qué Debería Confiar en Dios en medio del Dolor?
Cuando  tienes algo que es muy valioso para ti, algo no muy común, caro, o una herencia, y tú no quieres que sea robado, quebrado o quemado, lo llevas al banco y confías su protección en una caja de seguridad. 2 Timoteo 1:12 "Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." Incluso más allá de una caja cerrada en tu banco, lo que tú confías a Dios, Él lo va a cuidar. Puedes contar con ello. Él tiene un historial. Otras personas pueden no tener un historial consistente de cuidar todos los detalles para ti. Pero cualquiera que sea lo que tú confíes a Dios, Él se hará cargo de ello.
Pregunto: ¿qué es lo que hoy necesitas confiar a Dios? Te diré lo que es - es lo que te preocupa. Lo que sea que te preocupe, tienes que confiar en el amor de Dios.
porque estás actuando como si no tuvieras un Padre Celestial que te ama y en quien puedes confiar, como si fueras un huérfano espiritual. La preocupación es la incredulidad; estás diciendo que no crees en las 6.000 promesas que Dios hizo en la Biblia. El momento más difícil para que tú pongas las cosas en las manos de Dios, es cuando tú estás sufriendo o en medio de una prueba. Cuando estás sufriendo, no quieres confiar ni siquiera en Dios. Quieres guardarlo y mantenerlo contigo mismo.
Pablo sabía esto, pero también sabía que cuando tú estás con dolor, ahí es cuando tú más tienes que confiar en Dios. Él dijo: "Estoy sufriendo aquí, en prisión; pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él es capaz de guardar lo que le he confiado[a] hasta el día de su regreso." 2 Timoteo 1:12. Hablo con la gente y a veces ellos dicen: "Tengo miedo de dar mi vida a Jesucristo, porque temo que no voy a ser capaz de mantener el compromiso." Permíteme ser honesto contigo: nadie puede mantener dicho compromiso. Afortunadamente tu salvación no se basa en el mantenimiento del compromiso. Se basa en Cristo, en su promesa y tener fe en Él.
La principal razón por la que debemos confiar en Dios es: que Él es digno de nuestra confianza. A diferencia de los hombres, Él nunca miente y nunca falla para cumplir con Sus promesas. "Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?" (Números 23:19; Salmo 89:34). A diferencia de los hombres, Él tiene el poder para llevar a cabo todo lo que planea y propone hacer. Isaías 14:24 nos dice, "Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado." Además, sus planes son perfectos, santos y justos, y “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28). Si nos esforzamos en conocer a Dios a través de Su Palabra, vamos a ver que Él es digno de nuestra confianza y nuestra confianza en Él crecerá diariamente. Conocerlo es confiar en Él.

Podemos aprender a confiar en Dios al ver cómo Él ha demostrado Su confiabilidad en nuestras vidas y las vidas de otros. En 1 Reyes 8:56 leemos: "Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.” El registro de las promesas de Dios está ahí en Su Palabra para ser visto por todos, tal como el registro de Su cumplimiento. Los documentos históricos verifican esos acontecimientos y hablan de la fidelidad de Dios con Su pueblo. Cada cristiano puede dar testimonio personal de la confiabilidad de Dios al ver Su obra en nuestras vidas, cumpliendo con Sus promesas de salvar nuestras almas y usarnos para Sus propósitos (Efesios 2:8-10) y consolarnos con la paz que sobrepasa todo entendimiento al correr la carrera que Él ha planeado para nosotros (Filipenses 4:6-7; Hebreos 12:1). Cuanto más experimentamos Su gracia, fidelidad, y bondad, más confiamos en Él (Salmo 100:5; Isaías 25:1).

Una tercera razón para confiar en Dios es que no tenemos una alternativa razonable. ¿Debemos confiar en nosotros mismos o en otros que son pecaminosos, impredecibles, no fiables, que tienen un límite de sabiduría, y que con frecuencia hacen malas elecciones y decisiones influidas por la emoción? O ¿confiamos en el sabio, omnisciente, todopoderoso, clemente, misericordioso, y amoroso Dios que tiene buenas intenciones para nosotros? La elección debería ser obvia, pero fracasamos en confiar en Dios porque no le conocemos. Como ya se ha dicho, no podemos esperar a confiar en alguien que es esencialmente un extraño para nosotros, pero esto es fácilmente subsanable. Dios no se ha hecho difícil de encontrar o conocer. Todo lo que necesitamos saber acerca de Dios, Él gentilmente hizo disponible a nosotros en la Biblia, Su Santa Palabra a Su pueblo. Conocer a Dios es confiar en Él.
¿Cuál es el mayor problema que tenemos los cristianos? Que hablamos muchísimo de Dios, pero no lo conocemos. En nuestro criterio, Dios es conforme lo imaginamos, de acuerdo con nuestra propia perspectiva. Y ahí está el error. El Señor en el que creemos es muy distinto del real, el Dios de poder que transforma, hace milagros y cambia las circunstancias.
Recuerde lo que enseñan las Escrituras: “Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación..”(Salmo 100:5)

¿Qué debe ser prioridad? La revelación del Señor. Dios debe revelarse a nuestra vida. ¿Y cómo lo logramos? Mediante intimidad con Él. En La oración y el estudio sistemático de las Escrituras es un camino apropiado para conocerle como realmente Él es?
Cuando le conocemos en Su plenitud, podemos confiar en Él. Comparto con usted cinco razones para confiar en Dios : Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos estar seguros?

1. Dios nos impartió su misericordia. Al enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por nosotros (Salmo 100:5; - 1 Juan 4:10).
2. El Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera de nosotros. Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar las tareas que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo (Hebreos 13.21).
3. Dios pondrá un límite a las tentaciones y a las presiones que permite en nuestra vida. Como artesano de nuestras vidas, Él sabe cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús (2 Corintios 4.8).
4. Dios nos fortalecerá y protegerá para que no tengamos que claudicar o rendirnos. Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes podemos ser cuando su poder está en nosotros (1 Corintios 10.13).

5. Nuestro Padre celestial perdonará nuestros pecados. Él está listo para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos de toda maldad cada vez que acudamos a Él (1 Juan 1.9).
Además de estas bendiciones durante el tiempo que vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando nuestro cuerpo terrenal muere (2 Corintios 5.8); que viviremos en el cielo para siempre; y que Jesucristo volverá un día.
La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas (Juan 16.33). Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las razones por las que podemos depender de Dios.

Razones para confiar en Dios
¿En qué Dios hemos confiado? En Colombia, Rep. Dom., Venezuela Etc… hay dioses de yeso o de barro en los que confían las personas; en México algunos serán devotos de santa muerte o la virgen de guadalupe y creen que les ayudará; en Europa algunos creen en el poder del ocultismo y ese es su dios, mientras que en el Caribe hay quienes depositan su confianza en mayombé o changó.
Cabe entonces preguntarnos nuevamente: ¿En qué Dios hemos confiado? En la medida en que desarrollamos intimidad con el Señor, no solamente podemos conocerle sino, además, desarrollar confianza en Él. Es un proceso que se afirma progresivamente: intimidad con Dios esta asociada al conocimiento de Él.
Existen cinco razones para confiar en Dios, que comparto con usted:
En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.
Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Recuerde que, como dicen las Escrituras, Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:

Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lucas 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.

Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mateo 19.26).

Omnipresente. La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Salmo 139.7-12).

Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.

Amoroso. Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Romanos 8.28; 1 Juan 4.8).

La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Corintios 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya!
Dios te bendiga mi hermano o hermana Hector Peguero.



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